martes, 24 de mayo de 2016

La crisis urbana y la movilización social en Colombia

Las ciudades colombianas viven una crisis tan extendida en todos sus ámbitos que al investigar la movilización social y ciudadana en los centros urbanos, nos damos cuenta que los reclamos abarcan temas tan variados como la infraestructura vial, la seguridad, la garantía de derechos sociales, el cuidado del ambiente, entre otros. 

Esta realidad de problemáticas y conflictos esparcidos por todas las localidades y comunas de las ciudades colombianas, se enmarca en un contexto más amplio de crisis generalizada de las ciudades en Colombia. Sin hablar de la crisis de los campesinos, y de las comunidades indígenas y afrodescendientes. 

No es si no mirar las cifras para darse cuenta que las ciudades colombianas, no son lugares que garanticen condiciones de vida digna: un déficit de vivienda cualitativo y cuantitativo que alcanza el 40% de los hogares, es decir que de cada 10 familias 4 vive con malas condiciones de vivienda; las altas tasas de cobro de los servicios públicos, que ahora son operados por empresas privadas, argumentando falsamente más eficiencia (qué dicen las comunidades de la costa que lleva años peleando con el pésimo servicio de Electricaribe); tasas de informalidad laboral que superan el 60% de la población trabajadora; desalojos permanentes; personas muriendo esperando el servicio de salud, comunidades afectadas por las incursiones mineras en suelo urbano, la especulación inmobiliaria y un largo sin fin de problemáticas que vulneran de manera particular a las comunidades marginadas habitantes de los barrios populares en las laderas y orillas de los ríos.

De esta manera surge la pregunta de cómo solucionar la crisis de las ciudades, de cómo hacer de los centros urbanos (hogar de más del 70% de la población colombiana) hogares dignos para las generaciones que nacemos en las urbes, o para las que nos desplazamos desde el campo, por la violencia, o por la pobreza.

La proyección del Gobierno
El gobierno nacional en el último Plan Nacional de Desarrollo presentó un sistema de ciudades como un mecanismo de coordinación de la aplicación de políticas públicas en las urbes. Su enfoque se perfila en un documento consultivo del año 2013 en el que plantea que su objetivo es: “tratar de entender las ciudades como si operaran en un red, en donde se pudieran evidenciar las ventajas de pertenecer al algún subsistema, fundamentadas particularmente en la generación de economías de  aglomeración (tanto en la esfera productiva como administrativa) y economías de escala en la prestación de servicios y la producción de bienes”.

Como siempre, los planes, programas y proyectos adelantados por el gobierno nacional, para incidir en el territorio y las comunidades está orientado por el criterio económico y mercantil; y ni siquiera en una perspectiva de garantizar las necesidades de la población que habita el territorio, sino de insertar a las ciudades en los circuitos y redes globales, que benefician a los grandes inversores. 

El país necesita con urgencia y apremio avanzar en discusiones democráticas sobre las soluciones a los problemas de las ciudades y la proyección del futuro de éstas. Aunque nos resistimos como pueblo a la desaparición del campesinado como sujeto político y reafirmamos su centralidad, no podemos desconocer la realidad de unas urbes en expansión, y creciente complejidad.



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